Evaluando la Efectividad de Módulos de Educación Sexual en Línea en Colombia
- Youth
- Sexual and reproductive health
- Student learning
- Attitudes and norms
- Digital and mobile
- Information
- Preventive health
- Training
¿Es posible mejorar los conocimientos, actitudes y comportamientos de salud sexual de estudiantes a través de cursos en línea de educación sexual? ¿Pueden además estos cursos tener efectos positivos sobre los compañeros de clase de los estudiantes que toman el curso? Un grupo de investigadores evaluó el impacto que tuvo un curso de educación sexual en línea en los conocimientos y comportamientos sexuales de estudiantes de secundaria en zonas urbanas de Colombia. El programa de educación sexual produjo impactos significativos en los conocimientos y actitudes de los estudiantes. No se observó impacto al medir comportamientos auto-reportados, sin embargo, el programa causó una reducción en la incidencia de enfermedades de trasmisión sexual entre mujeres sexualmente activas. Adicionalmente, el programa incrementó la probabilidad de que los estudiantes canjearan vales por condones.
Problema de política pública
Dado que la edad en la que los jóvenes se casan es cada vez mayor, la probabilidad de que tengan relaciones sexuales antes de casarse también se ha incrementado, aumentando el riesgo de embarazos no deseados y de infecciones de trasmisión sexual (ITS). Por lo tanto, la educación en temas de salud sexual se ha convertido en una estrategia cada vez más popular en todo el mundo para mejorar los conocimientos, actitudes y comportamientos sexuales en adolescentes. Si bien hasta la fecha la mayoría de los programas de educación de salud sexual en el contexto escolar se han implementado a través de profesores y educadores en salud, ha habido un interés cada vez mayor en el potencial de las tecnologías de información y comunicación (TICs). Los programas TIC pueden ser una opción atractiva para la educación de salud sexual por tres razones principales. Primero, escalar el programa puede ser más fácil si se compara con métodos tradicionales que cuentan con un profesor presencial. Segundo, los cursos en línea pueden contribuir a superar la resistencia e incomodidad de los profesores en relación al material, un tema importante en muchas sociedades tradicionales y religiosas. Tercero, la anonimidad y la privacidad de los programas TIC pueden facilitar el aprendizaje, en comparación a la incomodidad que se produce frente a un grupo dentro una sala de clases. Dados estos posibles beneficios, los programas TIC pueden representar una opción atractiva para tomadores de decisiones, aunque todavía falta evidencia rigurosa.
Contexto de la evaluación
En Colombia, 13,5 por ciento de los adolescentes tiene sexo antes de los 15 años, y el 60 por ciento tiene su primera experiencia sexual antes de los 18. Gran parte de esta actividad sexual carece de protección; por ejemplo, solo un 55 por ciento de las mujeres sexualmente activas entre los 15 y 17 años usó un condón en su primera relación sexual. A pesar de la legislación nacional que ordena a las escuelas públicas colombianas ofrecer educación en temas de salud sexual, en la práctica, esa educación sigue siendo muy limitada para la mayoría de los adolescentes colombianos, las clases de anatomía que se dan durante las clases de biología abarcan la totalidad de la educación en temas de salud sexual que se está implementando actualmente.
En respuesta a estos bajos indicadores de salud sexual, y a la falta de una educación sexual efectiva, Profamilia, la ONG enfocada en salud sexual y reproductiva más grande de Colombia, diseñó un curso de educación sexual en línea para ser implementado en las escuelas públicas de Colombia.
Detalles de la intervención
Un grupo de investigadores se asoció con Profamilia para evaluar el impacto que tenía su curso en línea sobre los conocimientos, comportamientos y actitudes en torno a salud sexual de adolescentes. El estudio incluyó un total de 138 salas de clase de noveno grado provenientes de 69 escuelas públicas en 21 ciudades colombianas. Un tercio de las salas de clases fue seleccionado de manera aleatoria para participar en el programa, mientras otro tercio fue asignado de manera aleatoria al grupo de comparación y no recibió el programa. El tercio restante estuvo compuesto de salas de clases con potencial de beneficiarse de externalidades, que no participaron en el curso en línea, pero que estaban ubicadas en las mismas escuelas donde hubo salas que sí lo recibieron; esto permitió a los investigadores medir el efecto que pudiera tener el programa sobre los compañeros de escuela de los participantes.
El curso en línea incluyó cinco módulos diferentes que cubrían varios temas, tales como derechos sexuales, embarazo, ETS y VIH/SIDA, y el uso de anticonceptivos y condones. Profamilia implementó el curso a lo largo de un semestre escolar en las salas de computación del colegio con la supervisión de un profesor. Además, los estudiantes podían acceder al curso desde cualquier computadora que tuviera conexión a internet, usando una cuenta protegida con contraseña. También se asignó a los alumnos un tutor anónimo de la oficina central de Profamilia quien, a distancia, respondía de manera individual y confidencial preguntas en línea relacionadas al material.
Las encuestas se realizaron antes de la intervención para levantar datos de línea base; una semana después de que finalizara el curso para medir impactos inmediatos; y seis meses después de finalizado el curso para medir impactos de mediano plazo. Además, seis meses después del curso, la clínica local de Profamilia ofreció a los estudiantes vales por condones; los investigadores hicieron un registro de quiénes canjearon su vale para poder profundizar sus interpretaciones acerca del impacto del programa sobre el comportamiento sexual.
Resultados y lecciones de la política pública
El curso de educación sexual en línea produjo impactos significativos sobre los conocimientos y las actitudes. Aunque el programa no tuvo impacto en los comportamientos auto-reportados, sí causó una reducción en la incidencia de infecciones de trasmisión sexual entre mujeres sexualmente activas. Adicionalmente, el programa aumentó la probabilidad de que los estudiantes canjearan los vales por condones. Además, vale la pena mencionar que los impactos del curso se intensificaron cuando se trató a una cantidad mayor de amigos de los estudiantes.
Impacto sobre Conocimientos de Salud Sexual: El curso en línea produjo un incremento de 0,38 desviaciones estándares en los conocimientos generales sobre salud sexual (medido a través del nivel de conocimiento en cinco categorías de salud sexual diferentes) seis meses después de la intervención. El impacto más grande se observó en conocimientos sobre cómo prevenir las ETS, donde seis meses luego de finalizada la intervención, los estudiantes tenían una probabilidad 0,52 desviaciones estándares mayor de identificar de manera correcta el uso de condones como el método más seguro para reducir el riesgo de contraer una ETS, en relación al grupo de comparación. El impacto más pequeño se encontró en la identificación de situaciones de violencia sexual, en las que los estudiantes tenían una probabilidad 0,11 desviaciones estándares mayor de identificar de manera correcta ese tipo de situaciones, en relación al grupo de comparación.
Impacto sobre Actitudes de Salud Sexual: Entre los estudiantes que participaron en el curso en línea, el programa generó actitudes más positivas acerca del uso de condones, produjo actitudes más conservadoras sobre actividades sexuales, y causó una mayor conciencia respecto a situaciones de abuso sexual.
Impacto sobre el Comportamiento Sexual: Entre los estudiantes que participaron en el programa, no hubo un cambio en el número de parejas sexuales, frecuencia de sexo o virginidad, lo cual constituye evidencia en contra del argumento que la educación de salud sexual dirigida a adolescentes causa mayor actividad sexual. Por el contrario, aunque en promedio no hubo mejoras significativas en el comportamiento sexual para los estudiantes de las salas de clase tratadas, la evidencia sugiere que ciertos grupos de estudiantes sí empezaron a practicar sexo seguro gracias al programa. Entre mujeres que ya eran sexualmente activas en la línea de base, hubo una reducción de 5,2 puntos porcentuales (83 por ciento) en la incidencia de ETS, lo que sugiere que gracias al programa algunos de los estudiantes adoptaron prácticas de sexo seguro. Finalmente, los estudiantes que participaron en el programa tenían una probabilidad 9 puntos porcentuales mayor de canjear su vale para condones, que los estudiantes del grupo de comparación, lo cual demuestra una demanda mayor de condones, e implica prácticas de sexo seguro entre aquellos que participaron en el programa.
Efectos de contagio o externalidades: No hubo evidencia de externalidades en los conocimientos de salud sexual o en los cambios de actitud entre salas de clase; sin embargo, hay evidencia contundente de efectos de refuerzo dentro de redes sociales. Cuando un gran porcentaje de los amigos de un estudiante participó en el programa, se observaron reducciones significativas en la frecuencia de sexo, número de parejas y cantidad de ETS auto-reportadas dentro de esa red social.
Análisis de costo-efectividad: El costo marginal del curso Profamilia fue aproximadamente US$14,60 por estudiante. Comparado con las intervenciones de salud sexual no-computarizadas en los Estados Unidos, la cuales varían de US$69 a más de US$10.000 por estudiante, el curso de Profamilia es de costos extremadamente bajos.