Estrategias para apoyar a las micro empresarias de Latinoamérica y el Caribe, basadas en la evidencia

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Paraguayan saleswoman in front of clothing market
Photo: Karol Moraes | Shutterstock.com

En Latinoamérica y el Caribe (LAC), una de cada tres mujeres que realiza trabajo remunerado trabaja en forma independiente. Según encuestas de ocho países de la región, las mujeres dirigen alrededor del cincuenta por ciento de las empresas de cinco o menos empleados (microempresas). Estos números muestran su importancia en la fuerza laboral de LAC. 

Las micro y las pequeñas empresas también son clave y constituyen la forma predominante de actividad económica en los países de ingresos bajos y medianos. A pesar de ello, existe una importante brecha de género en el desempeño empresarial. En comparación con las empresas dirigidas por hombres, los negocios dirigidos por mujeres son más pequeños en términos de empleados, ventas, costos y capital físico. Además, las mujeres enfrentan más desafíos para convertir sus microempresas en pequeñas y medianas empresas.

Las microempresarias enfrentan numerosas barreras para dirigir negocios exitosos, y estas pueden variar entre países. Las responsabilidades en el hogar y las normas sociales asociadas a las labores domésticas pueden constituirse como obstáculos. Por ejemplo, una encuesta realizada en México en el año 2002 encontró que, en promedio, las microempresarias dedicaban 25 por ciento menos horas a su negocio que los microempresarios. En Bolivia, otra encuesta del Banco Mundial en 2007 encontró que el 71 por ciento de las microempresarias percibía las obligaciones familiares o las tareas del hogar como un obstáculo para el funcionamiento y el crecimiento de su empresa, y tenían un 14 por ciento menos de probabilidades que los hombres de haber participado en alguna capacitación empresarial. Sin embargo, una encuesta del Banco Mundial en 2008 enfocada en Perú no encontró diferencias significativas entre mujeres y hombres emprendedores en cuanto a horas dedicadas al negocio.

Evidencia emergente sobre capacitaciones

La capacitación empresarial es una manera de ayudar a las microempresarias a superar estos desafíos. Sin embargo, si ellas enfrentan barreras adicionales como restricciones económicas y normas sociales rígidas, capacitarlas en prácticas gerenciales tradicionales puede ser insuficiente para hacer crecer su negocio. Existe limitada evidencia sobre cómo los efectos de los modelos alternativos de capacitación empresarial varían para las mujeres, y los estudios que examinan el impacto por género encuentran resultados mixtos. Sin embargo, un creciente cuerpo de literatura sugiere que los programas de capacitación alternativos que se imparten uno a uno, adaptados a las necesidades de las y los participantes, que enseñan habilidades fáciles de aplicar o fomentan la mentalidad empresarial, pueden ser más efectivos que aquellos que ofrecen planes de estudio más tradicionales. Por tanto, conviene comprobar si las alternativas al modelo tradicional de formación empresarial se adaptan mejor a las necesidades de las empresarias.

Como parte de la serie de blogs de J-PAL LAC lanzada el pasado Día Internacional de la Mujer, presentamos algunas lecciones para las y los formuladores de políticas públicas. Estos aprendizajes, se basan en las evaluaciones aleatorizadas de tres programas prometedores llevados a cabo en países de LAC que abordan la brecha de género en el desempeño empresarial.

La promesa de la capacitación alternativa en LAC

Un programa de capacitación alternativo es la heurística o regla práctica, que busca simplificar la capacitación tradicional y convertirla en un conjunto de reglas y rutinas fáciles de entender. Por ejemplo, en lugar de tratar de enseñar contabilidad, la capacitación se enfoca en principios financieros básicos, como mantener el dinero del hogar y el de la empresa en dos cajones separados. Este tipo de enfoque es atractivo para capacitar a las empresas más pequeñas y a los propietarios de empresas que carecen de educación formal en estas áreas de necesidad.

Capacitación heurística en República Dominicana

El primer ejemplo de entrenamiento heurístico que presentamos fue realizado en la República Dominicana. Los investigadores realizaron una evaluación aleatorizada y descubrieron que una capacitación financiera de reglas prácticas, en la que casi todos las personas que participaban eran mujeres, fue más eficaz que la capacitación contable estándar para mejorar las buenas prácticas comerciales entre las y los microempresarios con educación formal secundaria o sin entrenamiento financiero.

Capacitación heurística en Ecuador

De manera similar, en Ecuador, una capacitación financiera de reglas prácticas aumentó las ganancias y las ventas diarias, particularmente entre las microempresarias y las personas que experimentan más factores estresantes y preocupaciones, como el cuidado infantil o las tareas del hogar. Si bien la evidencia sobre los efectos a largo plazo de la capacitación heurística se encuentra en sus etapas iniciales, este modelo de capacitación simplificado se muestra prometedor para apoyar a las y los microempresarios más vulnerables.

Capacitación de modelos de rol en Chile

Por último, los profesores afiliados a J-PAL Jeanne Lafortune y José Tessada, junto a Julio Riutort, evaluaron otro modelo alternativo de formación en Chile, donde más del 90 por ciento de las personas participantes eran mujeres. Los investigadores incorporaron modelos de rol o asesoramiento personalizado en los programas de capacitación estándar, incluyendo los testimonios de participantes de un programa de capacitación tradicional anterior que alcanzaron el éxito. El estudio encontró que los modelos de rol aumentaron la confianza entre las y los participantes menos experimentados y fueron más costo-efectivos que el asesoramiento personalizado. Los modelos a seguir ayudaron a aumentar sus aspiraciones además de la confianza.

Estos programas de capacitación alternativos y personalizados son caminos prometedores para mejorar la gestión de las microempresarias, pero aún es necesario realizar más investigaciones al respecto. Si bien se implementaron en tres países diferentes de LAC, son experiencias que podrían adaptarse y probarse en toda la región si entendemos qué es lo que impulsa sus resultados.

Diseñando programas adaptados a las necesidades de las emprendedoras

Los programas alternativos de capacitación empresarial que se adaptan a las necesidades de sus participantes, enseñan habilidades fáciles de aplicar, o van más allá de los planes de estudio tradicionales para fomentar la mentalidad empresarial podrían ser una solución eficaz para mitigar la brecha de género en la gestión empresarial y, en consecuencia, la brecha de ingresos. 

J-PAL tiene dos iniciativas que podrían abordar este problema, pues financian y apoyan la generación de investigaciones rigurosas relevantes para las políticas en LAC:

  1. La Iniciativa de Empleos y Oportunidades (JOI), expandida en 2021 a Brasil como JOI Brasil, proporcionará financiamiento específico para evaluar innovaciones prometedoras que abordan los desafíos laborales más apremiantes en Brasil. JOI Brasil luego difundirá el conocimiento creado a los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, así como a las fundaciones del país. La iniciativa priorizará el género como un tema transversal a sus temas de investigación.
  2. La Iniciativa Género y Agencia Económica también financia evaluaciones aleatorizadas de estrategias para mejorar la agencia económica de las mujeres. Un tema prioritario es mejorar el potencial laboral de las mujeres y su preparación para el trabajo.

Si su organización está implementando o planea implementar proyectos enfocados en aliviar la brecha de gestión de género o estrategias para mejorar la agencia económica de las mujeres, contáctenos en [email protected]

Esta publicación es parte de una serie de blogs que conmemoran el Día Internacional de la Mujer. Regístrese aquí para recibir un aviso cuando se publiquen nuevas piezas. También puede revisar la primera y la tercera publicaciones del blog. Queremos agradecer a Daniela Muhaj y María Paz Monge por su aporte en este artículo.

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